viernes, diciembre 29, 2006

Honrosa pataleta

Mucho ruido, pocas nueces, dicen por ahí. En nuestro país tan lleno de cahuineros, pelambrientos y chaqueteros, hay poca gente que se atreve a reclamar como corresponde. Y cuando aparece alguien que se atreve a levantar la voz, es mal (y sobre todo muy) mirado.

Ayer quisimos comernos un completo en una shopería con la Vivi. Esperamos cerca de 15 minutos para que llegara una mesera a tomar nuestro pedido y por supuesto pasó el doble de tiempo para que recibiera una reprimenda de mi parte por su mal desempeño porque el completo jamás llegó.

Fue un episodio bastante desagradable, ya que con sólo acercarme al encargado del local a preguntar qué pasaba, ya que en media hora no llegaba un completo (¡un completo! ¡te creo media hora de espera por un asado al palo!) saltó la mesera muy ofendida, gritándome que el pedido estaba listo.

Entonces empezó la pelea, si el pedido ya estaba listo por qué no estaba en mi mesa, alegaba yo mientras la mesera me respondía de manera muy grosera que yo era una prepotente y que por lo menos le pagara la bebía que ya había alcanzado a poner en la mesa. Mi negativa a su agresiva pregunta "¿Pero te vai a comer o no la custión?" fue inminente, y ante una Vivi atónita y silenciosa reclamé que yo como cliente tenía todo el derecho a reclamar y ser tratada de forma decente, a lo que la mesera terminó con un "Hace lo que querai".

Perfecto, pensé, e hice lo que quise como pocos en Chilito. Tomé mi cartera, llamé a la Vivi, y salimos del local. Por supuesto, no pagamos la bebida y terminamos comiendo en un local de comida rápida, donde la rapidez prometida se cumplió de forma satisfactoria.

Después la Vivi me comentó que la gente de la shopería miraba toda la escena, cosa que no percibí debido a la adrenalina que me nubló la vista durante la discusión. Y si me hubiera dado cuenta, lo más probable es que me hubiera volteado para decirles:
Sí, estoy reclamando... ¿Y qué? Díganme prepotente sólo porque reclamo lo que me corresponde, y así soy prepotente a mucha honra.

miércoles, noviembre 22, 2006

De Wachones y de Flaites

Leyendo un foro descubrí una conversación que consultaba sobre las relaciones "intersociales", por llamarlas de alguna forma. Es decir, la rareza de una pareja en una micro, compuesta por una niña bien, rubiecita, de Plaza Italia hacia arriba y un lolito de pantalón corto, camiseta deportiva y chocopandero, que ciertamente pertenecía al lado opuesto de la Capital.

Al final la pregunta se enfocó machistamente hacia temas monetarios, ¿podrían los hombres aguantar a una mujer que gane más que ellos? o bien las mujeres ¿podrían estar con alguien que gane un sueldo mínimo (y no las pudiera mantener)?

Creo que el punto no es ese. En un mundo contemporáneo, en que las mujeres son en su mayoría profesionales, no existe el pensamiento primordial de tener un hombre que las mantenga, sino que pueda mantener un hogar a la par con ella. Por parte de los hombres hay más problemas, porque se les deja sin su prehistórico rol de "proveedor" y los pobres quedan cesantes en su propio hogar. A ellos les afecta más, sin duda.

El cuento es, que parejitas como la de la micro son bastante más comunes de lo que uno piensa, y es que hay ciertos factores (como la belleza y la fama )que nos hacen olvidar el centro de interés, la mezcla cuico-flaite.

¿Es que ya todo el mundo se olvidó de la truncada pareja entre Kenita Larraín (una enrubedecida niña bien, de apellido rimbombante) y Bam Bam Zamorano (un futbolista con peinado chocopandero que por más que use Armani no deja de ser feo)? Este es el emblemático, pero hay muchas otras parejas futbolista-modelo que se ajustan a ese patrón.
Parece que los flaites tienen su "no se qué". Mejor aún si vive de Plaza Italia para arriba. Pregúntenle a Pampita. También se aplica a extranjeros flaites, pregúntenle a Amalia. A los estilistas les gusta hablar de "look desgreñado" y cobrar sus buenas lucas por chasconear a la gente como si hubieran sufrido un accidente en Fantasilandia.
Lo sé porque soy estudiante de la Pontificia, y si bien mi carrera no es la más plagada de machos del planeta, he visto mucho especímen del sector de Ingeniería. El típico niño lindo, con su regio auto y casa con piscina, pero que igual se cura en la calle, que se fuma su pito y anda con cara de rana inflamada y para colmo, habla intencionalmente mal. ¡Y cómo arrasan...!

Bueno, tengo que reconocer que también lo sé porque alguno de esos especímenes me ha llamado la atención más de una vez; y también porque alguna vez caí bajo el encanto del artista de tablas vestido con ropa de Bandera, barba de 3 días y pelos chascones... ¡uffff!

Y créanme que mientras estuve con él, no me importó mucho que no tuviera sueldo.

viernes, noviembre 10, 2006

Estresada, ¿yo?

Cada día falta menos para que termine la U y aún queda mucho trabajo por hacer.
Mucha gente a mi alrededor anda estresada, como yo. Al final, entre todos nos contagiamos. Si bien los sintomas varían del simple mal dormir a la extrema bipolaridad, el asunto es que estamos al borde del colapso, rogando por un pushing ball para no tener que aguantarnos las ganas de pegarle a algo (o alguien) y así evitar que esa represión nos frustre y estrese aún más.

Me aburrí de andar somatizando, de ir al médico para que no me diga nada, porque no tengo nada; me aburrí de hacerme exámenes que salen normales mientras yo me siento mal. Preferí guardar ese capital para aprovecharlo en lo que realmente necesito: unas buenas vacaciones. ¡Qué ganas de salir de esta asquerosa ciudad y pasar unos días donde no llegue la señal del celular!

Ya queda poco para que podamos salir, relajarnos, regalonear y carretear. Mientras tanto, lo mejor es tratar de hacer la espera lo más agradable posible, en vez de andar de un lado a otro más neurótico que papá en la maternidad, pegado a un cigarro que jamás se disfruta porque ya está mecanizado.

Sacando cuentas, una hora de carrete es mil veces mejor que pasar el mismo tiempo frente al computador esperando que las ideas vengan forzadamente. Juntémonos a tomar una cerveza, conversar, reírnos, recargar baterías. Paciencia. Pronto nos reiremos con más ganas.

PD: Gracias amor por ayudarme a darme cuenta de que estaba puro hueveando/pelando el cable/dando jugo/rallando la papa/o como quieras decirle.

martes, octubre 03, 2006

Hablar o No Hablar...

... ese es el dilema.

Hay veces en que es difícil decir las cosas. No es que uno no sepa lo que quiere, sino que no sabemos cuál es la mejor manera de expresarlo y tememos herir a otros con nuestras palabras. Lo malo es cuando se trata de algo que nos está afectando directamente, y probablemente nos tenga angustiados y nos haga mal. Pero cuando uno quiere a alguien muchas veces comete el error de protegerlo a tal punto de relegarse a un segundo plano en cuanto a nuestras preocupaciones y necesidades.

Y resulta que nos dañamos todos. El que no habla se traga asuntos que lo perjudican, y el que no sabe nada se encuentra de pronto con la sorpresa de que algo andaba mal cuando pensaba que todo era perfecto. Ante esto, sin duda, lo mejor es ser honestos. Pero aquí también nos encontramos con problemas porque podemos entregar más información de la necesaria o podemos llegar a saber más de lo que en realidad queremos para mantener un estado mental sano y libre de las paranoias de las cuales ya he hablado bastante.

A usted señorita, no se le vaya a ocurrir contarle al novio cosas como que lo encuentra insensible, o que le gusta que un amigo le coquetee, o que le gusta el entrenador, o mucho menos que ha estado pensando mucho en un ex (menos aún que estuvo mirando fotos y cartas). O a usted señor, si bien se le permite que diga que tal o cual es una tremenda mina, no se le ocurra mencionar que cambiaría a su actual pareja por ella, así como tampoco diga que su pareja es invasiva, y menos que encuentra excitantes a las histéricas si ya le ha dicho a su pareja que no es histérica... Eso por supuesto que es pelea segura y si no hay pelea es porque alguien no se atreve a hablar, lo cual también es un problema seguro.

Y ahora nos encontramos en la encrucijada de hablar o no hablar, porque por ambos lados tenemos temores, y nos toca descubrir el mal menor: estresarnos y angustiarnos por no hablar o tener que soportar escándalos por parte del que no acepta lo que se le dice.
Entonces vuelvo a mi inquietud principal, que consiste en descubrir la mejor forma de decir las cosas. Si bien creo que la honestidad es el mejor camino, también creo que podemos usar palabras que camuflen un poco lo que podría resultar traumático de escuchar. A fin de cuentas, ¡el maquillaje es un excelente invento!

miércoles, septiembre 27, 2006

De Fantasmas y de Histeria II

A veces pienso que si hay un Dios, este debe ser negro, porque por lo menos su humor lo es la mayoría del tiempo. Cuando se decidió a emparejar a los seres humanos, no tenía tele ni menos teleseries, porque si recién estaba creando a los humanos por supuesto no había actores, pero después de existir los anteriores se olvidó de desprogramar la teleserie cotidiana que nos afecta a todos los hijos del "Pulento".

Como pudieron leer en mi entrada anterior, nuestra historia amorosa va dejando marcas que afectan las futuras, a veces nos vemos afectados por cicatrices ajenas. Ahí es cuando volvemos al problemático tema de las comparaciones, que por muy positivas que sean, igual se prestan para más de algún problemita.

Aldo a veces se sorprende a sí mismo extrañado de tener a su lado a una mujer normal que no le arme escenitas por cualquier tontera. Claro, la costumbre de tener parejas disfuncionales deja más de algun trauma. Yo, por mi parte, a veces me sorprendo de no tener la tentacion de ser una segunda mamá para mi pareja. Ciertamente son comparaciones positivas pues nos dejan a ambos bastante bien al final, pero el problema surge cuando estas comparaciones se asocian maléficamente con paranoias de parte del que realiza la comparación. Ya mencioné algo parecido en mi anterior entrada: cuando yo me comparo con las otras temo no superar al enemigo. Lo que planteo hoy es que cuando él me compara con las otras teme que me parezca a ellas.

Afortunadamente, Aldo nunca me ha mandado a terapia por ser "demasiado normal", pero existen otros casos en que, por ejemplo, traumas relacionados con la infidelidad afectan a las parejas. Si un hombre ha sido infiel toda la vida, y le han respondido con la misma acción durante el mismo período, tendrá el temor constante a que le vuelvan a ser infiel. Se entiende perfectamente pero, si la persona juzgada no muestra absolutamente ningun atisbo de haber sido o querer ser infiel, ¿porque su pareja aún no confía en ella?

Nosotras mujeres diríamos "porque es un idiota", aunque tal vez sólo necesita compartir un trago con alguien que no sea su pareja y ojalá de su mismo sexo, que le ayude a ver y remediar su error. Yo le diría lo mismo que a los que son afectados por los fantasmas anteriores: cada poltergeist de nuestra vida ha servido para aprender algo, algunos lo logran más rápido que otros, pero ciertamente han tenido un propósito que radica en hacernos apreciar aún más lo bueno que tenemos hoy a nuestro lado.

Hay que ser capaces de distinguir, no todos los seres humanos somos iguales aunque algunos hayan tenido la mala fortuna de encontrarse con muchos similares, y si ha sido así es para poder distinguir con aún más claridad aquella estrella que brilla y se distingue entre todas las demás.

miércoles, agosto 09, 2006

Los Fantasmas y la Histeria

Tiempo atrás, la gente se casaba para iniciarse sexualmente. Hoy, los métodos anticonceptivos hacen esto innecesario, permitiendo una mayor libertad a la hora de escoger una pareja. Si una pareja no nos complace, vamos y buscamos otra. Esto implica la existencia de más de una pareja sexual a lo largo de la vida de casi todos los mortales.



Y bueno, hay personas que no han tenido sólo una, ni dos, ni tres, sino que más parejas. Y, ¿qué pasa cuando esa persona llega a los brazos de una pareja que puede tener nula experiencia, o al menos no tanta?

Pongámoslo en palabras más claras. Vivimos en una sociedad machista, y está permitido que los hombres se desvirguen a temprana edad. Las mujeres no tenemos esos privilegios. ¿Y qué tenemos? Mujeres vírgenes emparejándose con hombres experimentados. Al principio parece bien, porque él tiene más experiencia, y sabrá cómo complacer a su mujer. O por último si no la complace, la pobre mujer no tendrá punto de comparación para quejarse.

Puntos de comparación, qué miedo. Porque según lo que dije recién, las mujeres no tenemos tantos puntos de comparación como los hombres con nosotras. Es como estar en constante evaluación. Y eso también trae consigo fantasmas de celos e inseguridades.

Las mujeres somos intrínsecamente competitivas, aún en ausencia de contrincantes. Entonces se vuelve inevitable pensar en algún minuto cosas como: "¿La otra sería mejor en la cama que yo?", "¿Le gustaba más hacer esto con la otra que conmigo?", "¿Le gustaba más el cuerpo de la otra?" o "Conmigo no hace eso porque ya lo hizo con la otra" y así podría seguir infinitamente.

Que terrible. Ya escucho la voz de Aldo cantandome "La Paranoooia, la Paranoooia" al ritmo de "La Cucaracha". Porque la respuesta al ser inexistente, empieza a ser creada por nosotras mismas (en honor a la verdad, es muy difícil obtener una respuesta al respecto por parte del macho en cuestión, ¿no ven que los caballeros no tienen memoria?), y nos inundamos de temores tontos e infundados. Nos ponemos irritables, nuestro hombre no tiene la más mínima idea de lo que nos pasa y aunque lo supiera, no podría hacer nada porque no hay forma de borrar todos los polvazos que se ha pegado en su vida.

La mejor manera de superar la paranoia es pensar que el pasado quedó atrás, que ahora se está en un nuevo proyecto, y eso es por algo. Se supone que cuando uno decide cambiar algo es para mejor, lo que implicaría que en el estado de "parejas actuales" siempre somos mejores que las anteriores. Consuelo de tontos, pero útil al fin y al cabo.

Me pregunto si los hombres se preocupan por esas cosas. Las mujeres estamos cada día más exigentes y mal que mal, a ellos también les preocupa el asunto de ser un buen amante. ¿Tendrán fantasmas? ¿Sentirán miedo? No creo que no les importe en absoluto que sus mujeres hayan tenido otras parejas, que también tengamos puntos de comparación, que los evaluemos. ¿Porque no? Si nosotras tenemos fantasmas tontos, porqué a ellos no les va a penar algo, aunque sea tan tonto como esa tradición machista que dice que hay mujeres para la cama y otras para casarse. Como si los hombres no compartieran la cama con sus esposas, qué estupidez.

miércoles, agosto 02, 2006

Si Yo Hubiera...

Ultimamente he pensado mucho en el tiempo. La vendedora que me recomendó usar una crema para las arrugas me causó un pseudoviejazo, en que me doy cuenta de que los años pasan y no los he aprovechado.

El domingo vino la Clo. Estuvo de cumpleaños y teníamos que abrazarnos y contarnos cómo habíamos estado el último mes. Conversamos sobre las vacaciones, y lo que no hemos hecho juntas porque nuestras vacaciones rara vez coinciden gracias a sus paros. Como ambas estamos por terminar en la U, este año tal vez será la última oportunidad para arrancarnos como se debe. Hasta que surgió la terrible realidad:



-Oye miga, ¿te hai dado cuenta de que lo único que hemos hecho los últimos 4 años es estudiar?

Morí. Mi amiga tenía razón. Y esa realidad me pesa cuando la compraro con la de otra gente. Más aún cuando es gente cercana a mí. Mi pololo y yo tenemos 8 años de diferencia. En lo que respecta a materias amorosas, hace 8 años yo apenas me aventuraba a tener algo parecido a un pololo. Hace 8 años no quiero ni imaginarme lo que Aldo estaba haciendo porque me psicotizo.

También pienso en lo que pudo haber pasado si en los últimos 8 años hubiera tomado otras decisiones. Si hubiera aceptado la oferta de entrar a una escuela artística, habría salido de 4º medio con un oficio. Tal vez sería más feliz, o más tonta. Imposible saberlo. A fin de cuentas, mi vida (como la de todos los demás) pudo haberse dado de mil formas diferentes, pero sólo me queda aceptar la que me tocó vivir. Y vivirla.

A veces siento algo parecido al fracaso. Quise ser bailarina después de salir del colegio pero una fuerza mayor me lo impidió... ¿y que hice? Me rendí. No pude bailar y seguí estudiando Letras. Una cosa a la vez, dicen. Tal vez mi decisión haya sido para mejor, pero ahora me arrepiento de haber dejado en un 100% eso que tanto me gustaba. Y el cuerpo cada día me pesa más. Y esa poesía en movimiento que residía en mí se desvanece poco a poco, porque el compromiso que tengo por ahora es como un matrimonio por conveniencia.

Decidí que voy a retomar lo que empecé hace 8 años y no terminé. No puedo hacer de pronto todo lo que no he hecho, ni ser la profesional que soñé porque debí haber empezado mucho antes, pero sí estoy segura de que quiero poner mi cuerpo a funcionar nuevamente. Lo haré. Tal vez mañana tenga el panorama un poco más claro al respecto.

Después les cuento cómo me fue. Lo único que sé es que no quiero ser una cáscara vacía frente a un escritorio toda mi vida... y sobre todas las cosas...

no quiero dejar de ser poesía.

lunes, julio 31, 2006

Por Mi Grandísima Culpa...

Me declaro culpable:

De querer ser prioridad.
De querer anular mis preocupaciones con comida.
De que la ropa me quede apretada.
De que mi madre me ponga a dieta.
De desear vacaciones más largas y tranquilas.
De preocuparme demasiado por los demás.
De no querer atosigar a nadie con mis problemas.
De no aprovechar oficios anejos.
De esperar sacrificios de otros.
De no compartir responsabilidades.
De callarme para no ofender.
De angustiarme innecesariamente.
De provocarme dolores musculares y dormir mal porque me sigo dando vueltas en cosas por las que no debería preocuparme sola.
De frustrarme porque finalmente no puedo resolver todo sola.
De ser tonta por todo lo anterior...
De no ser tonta por darme cuenta...
Y querer un cambio, porque sobre todo...

Me declaro culpable de ser egoísta y querer mi bienestar.


domingo, julio 30, 2006

Nada = Todo

"Nada..." Es lo primero que sale cuando me preguntan qué me pasa cuando tengo cara de apestada. Es que decir que a una le pasa "algo" implica explayarse en los motivos pertinentes y entrar en reflexiones personales luego de las que una termina llorando no tengo idea por qué. Ahí es peor porque el otro cree que a una le pasa algo grave, tiene depre o qué sé yo. A veces uno se guarda cosas que al final tienen que salir de alguna forma, aunque sea líquida. Algo es algo.

La cosa es que, hace un año en esta misma época, comencé este blog reflexionando sobre la casa en la playa, la abuelita, las reconfortantes caminatas en la playa, el descanso y la recarga de energías para el segundo semestre. Me da mucha pena decirlo pero esta vez no puedo escribir lo mismo. Mis sentimientos son opuestos. En otras palabras, estoy apestada.

La casa en la playa estaba fría, y quisimos calentarla con calor humano, amor, y un brasero. El brasero sirvió, pero también causó las rabietas de la abuelita porque le molestaba el olor. El incienso para aplacarlo tampoco ayudó, sino todo lo contrario. Las rabietas no llegaban de parte de la abuelita, sino que pasaban de la abuelita a mi madre y de mi madre al teléfono que sonaba en mi oreja en la mañana. Qué linda manera de despertar en las vacaciones, oyendo reclamos desde 300 kilómetros por algo que ocurre a 2 metros de mis narices. Simplemente desagradable.

Ante el fracaso del brasero, el calor humano y el amor seguían como prioridad para mí. Pero me vi privada del calor que esperaba. Sintonizador malo, señales erradas, no sé. No haré mayores comentarios al respecto.

La abuelita cumplió un año más, y eso me hace feliz porque a pesar de sus rabietas la adoro. Mi madre llegó para sorprenderla y no molestó tanto como yo creí que lo haría. Pero desde ahí vinieron ciertas opiniones y reproches que me hicieron reflexionar y pensar y sentir cosas que no quiero. Me da pena y sobre todo, rabia por ser tan vulnerable.

Hay cosas que neutralizan los malos sentimientos que uno pueda llegar a tener: besos, abrazos, comida hecha y recibida con amor. Pero lamentablemente no me siento bien, no me siento recargada de energía, tengo lata, tengo ganas de irme a cualquier parte. No quiero estar aquí. Quiero volver atrás, empezar la semana de nuevo.

Tengo ganas de no seguir pasos ajenos y poder hacer lo que mi corazón me manda: no contenerme, ser independiente y salir a caminar kilómetros sintiendo la arena masajear mis pies y la brisa fría y húmeda golpeando en mi rostro para después, cuando vuelva, sienta aún más calor de hogar.

Mientras escribo me alivio un poco, porque no podía decirlo, no me salía. Ahora mis dedos hablan por mí, me ayudan mucho a desahogarme. Me siento mejor.

Dije que no me pasaba nada. Mentí. Lo reconozco.

viernes, junio 30, 2006

Prohibido el Pataleo!

Cuando somos niños se nos hace callar. No somos adultos, por lo que no entendemos nada y no tenemos derecho a meternos en las conversaciones ni nada que no sea "de niños". Si hasta mesita especial nos dejan para los tecitos familiares.

Cuando estamos en el colegio, los profesores nos tildan de irrespetuosos si hablamos cuando no se nos indica, debemos quedarnos callados o se nos viene la anotación negativa u otros castigos como el cono que dice "BURRO" o en su defecto un par de orejas, o también humillaciones misóginas como ir a la pizarra y que te dibujen sobre la cabeza una peluca de vieja por hablar más de la cuenta (me tocó vivirlo).

Pero cuando entramos a la Universidad, es diferente. Significa que ya estamos grandes, que como ya somos adultos, tenemos la facultad para expresarnos y mejor aún: la libertad para hacerlo.

Patrañas. ¿Qué es lo que siempre se comenta ante situaciones de conflicto?: "Cállate porque siempre vas a perder frente a un profesor". Que triste, es cierto. ¡Pero si ya no estamos en el colegio! Se supone que podemos hablar, opinar y reclamar... se supone. El problema es que a los profesores les encanta cuando hablamos cosas lindas, pero cuando se trata de patalear, todo cambia. Se nos prohibe expresarnos y cuando lo hacemos, inventan todo tipo de estrategias para hacernos pensar que estamos siempre en un error. Y si defendemos nuestro punto de vista, nuestra interpretacion (que tanto solicitan) nos tildan de cerrados, poco tolerantes e incluso (peor) desequilibrados mentales. Al final, uno se aburre y termina acatando.

¿Donde está la Universalidad que se nos prometió al firmar el contrato? Lo unico que se nos garantiza al final son deudas y tensiones del tamaño del universo, pero de libertad de expresión, nada.

Hoy me permiti al fin liberar algunas cosas, aunque eso me signifique el sacrificio de una buena nota (y de mi máscara de pestañas que no es a prueba de agua). Por que además, cuando hablamos, tenemos que defendernos del permanente miedo a que el profesor "nos cague" porque le caímos mal y por último porque se le dio la gana. Aun así, siempre dignos.

¡Hasta cuando! En el colegio se nos exige silencio. En la universidad se nos exige opinion.
Que así sea y se respete.

Buena suerte. Y cuídense el pellejo mientras puedan.

viernes, mayo 05, 2006

Derecho a Pololeo!

Foreando descubrí un tema nada irrelevante. ¿Cómo son las relaciones entre universitarios? Para mí no han sido tan fáciles, sobre todo por esa desagradable sensación del síndome de Olivia (con Popeye tirando un brazo y Brutus el otro) en que hay que dividirse al máximo y planear la mejor optimización de tiempo para poder estar con todos a quienes queremos.

Los universitarios tenemos varios puntos en contra cuando se trata de relaciones:

Disponibilidad de tiempo y la compatibilidad de horarios: Para mí uno de los más relevantes de los posibles problemas, ya que éste lleva consigo otros. Con Aldo nos vemos sólo los fines de semana. A veces puede salir alguna pega para esos días, o un lindo examen para un lunes, pero ahi es donde hacemos algun pequeño sacrificio y nos quemamos un poco las pestañas para tener más tiempo disponible para nosotros.

Intimidad: Otro problema relevante sin dudas. Muchas parejas no pueden disponer de sus casas para intimar. También es comprensible desde el punto de vista parental, pues a mi no me gustaría saber que mi hijo está follando de lo lindo en la pieza de al lado. El problema está en que este punto se relaciona con el anterior, ya que para aquellas parejas que no tienen el espacio para regalonear ni plata para pagarlo, es muy fácil caer en conductas que falten a la moral y buenas costumbres. Si tiene dudas, paséese por las areas verdes más discretas (o a veces no tanto) de cualquier universidad. Además, la falta de sexo es reconocida como causa de tensiones, lo que pone en serio riesgo la relación de pareja propiamente tal.

Familia: Sobre todo en mi caso que soy mujer y más encima hija única. Muchos papás esperan que sus niñitos pasen todo el tiempo encerrados estudiando en la casa. A pesar de mis quejas, hay que reconocer que cuando se estudia en la semana, con padres que trabajan en horarios diferentes, es normal que éstos esperen tener vida familiar los fines de semana en que nos podemos reunir todos. Sin embargo, este compartir se ve relegado por nuestra parte ya que ahora estamos grandes y queremos tener más vida de pareja, nuestro propio espacio.

Distancia: Este problema no es tan terrible, pero cuando se tiene poco tiempo para verse, los kilómetros entre ambas casas no dejan de ser importantes.

Poder adquisitivo: Los universitarios no nos caracterizamos por manejar mucha plata en los bolsillos. Todas nuestras ganas de carretear se reducen a comidas en la casa, noches de películas y picoteo (lo cual no es nada malo pero a veces también tenemos ganas de variar el panorama)

Es cierto, hay varias complicaciones, además que extrañar a la pareja en la semana da mucha penita pero ¡también es cierto que la espera vale la pena! Cuando una pareja quiere, puede saltar esos obstáculos. Hay asuntos mucho más terribles que llevan a terminar una relación, los que acabo de mencionar afortunadamente sólo son parte de una etapa de nuestras vidas, por lo que no deben influyir mayormente en nuestras proyecciones a futuro.


Lo único que todavía no comprendo es: ¿para qué mi mamá me repite tanto que pololee harto antes de casarme si no tenemos todas las facilidades para hacerlo? ¡Buaa!

viernes, abril 28, 2006

¡Güashiiiiita!


No vayan a pensar luego de mi entrada anterior que soy anti-mina. Así como hay cosas de las mujeres q me dan risa, hay cosas de los hombres que me provocan cosas también. Por ejemplo, ese afán maculino por ser insuperablemente groseros cuando estan en un Club de Tobi.

Personalmente no tengo mucho problema en participar de conversaciones donde el tema central es "Pechuga y Poto", pero tengo que reconocer que es absolutamente irritante luego de unos minutos de alaridos graves de corte canino.

- Uuuuuu locooooo, ¡¿cachaste a esa mina?!
- Síiiiii compaaaaaadre las medias
gooooomas

- Y el manso cuuuuuulo vieeeejo
- Sí. Es linda ella.
- ¿Linda? ¡¡¡Es entera rica la warra!!!


Y ahí queda una. Como diría Condorito, "PLOP!" Porque los niños ya se entusiasmaron, y bueno, los dueños de los niños también (jajaja) y no hay quien los pare en esta competencia onírica por la Playmate del Mes. Mientras tanto, nosotras pelamos y vemos el catálogo de Avon.
Algunos dirían que nos molesta por envidiosas. Sí, es verdad, las mujeres somos súper envidiosas y competitivas entre congéneres, pero lo que a mí en particular me irrita es esa connotación de objeto-no-persona que se nos da.

Hay que reconocer además, que es bastante incómodo cuando ven con deseo a una pechugona (sobre todo para una que es plana, aunque mi hombre diga que le agradan mis medidas), o lo terrible que es cuando alucinan con una cintura de avispa (justo el mismo día que me deprimí porque la balanza de la farmacia me dio pésimas noticias). Nos insegurizamos no porque no estemos conscientes de lo que somos, sino porque no estamos seguras de lo que ellos quieren de nosotras.

Ahora, ¿a qué mujer no le han gritado cosas en la calle, o le han susurrado el clásico "Uhhhhhh" (o hacia adentro, el "Dolor de Muelas") al oído?. Es desagradable, y sobre todo, denigrante. Una deja de ser mujer para convertirse en una cosa provista de objetos apretables y varios agujeros penetrables. Eso es lo que disgusta.

No es que no nos guste que nos encuentren ricas. Hay que reconocerlo, a todas nos gusta sentirnos atractivas y también saber que estimulamos a nuestros hombres. Pero como lo recibamos depende de quién nos expresa sus sentimientos y por supuesto, como lo haga. Los desconocidos no tienen derecho alguno. Nuestras parejas tienen permiso (y háganlo con confianza por favor) para decirnos todo lo que les gusta de nosotras, siempre que lo hagan con respeto. Y si se van a poner cochinones, (¡sí!) sean eróticos pero nunca, nunca, nunca rascas.

Nosotras también tenemos nuestro ego.


viernes, abril 21, 2006

Espejito, Espejito...

Gracias a Coco Legrand y su rutina festivalera la antes desconocida sicóloga Pilar Sordo ahora trabaja en la tele. En el matinal del 13, habla de aquellos temas "Hombres v/s Mujeres" que inspiraron al motoquero. En una parodia de algunos hechos que hombres detestan de mujeres y viceversa, la verdad es que la señora tenía toda la razón.

En fin, entre varias cosas que pude reconocer, y luego de conversarlo con Aldo, llegué a la conclusión de que lo mejor que una mujer puede hacer si quiere que su hombre termine odiándola (o en el mejor de los casos, teniéndole penita), es ser una mina "pastel" que todo el tiempo esté victimizándose y buscando aprobación. De más está decir que la pregunta "¿Como me veo?" o su variante "¿Me veo gorda?" es lo más macabro que se le puede preguntar a un hombre, pues respondan lo que sea, siempre será la respuesta equivocada.

Es que las mujeres hemos sido criadas para ser princesitas. Hasta que salimos de la burbuja para enfrentarnos a burlas en el colegio por ser gordita o narigona y conocemos el verdadero significado de la palabra "envidia" al ver lo que sentimos por la niña linda del curso (esa con quien todos los prepúberes tienen sus primeros sueños húmedos). Luego se nos crea el famoso trauma y la terrible inseguridad que nos lleva por el camino de las pinturitas, cremitas y manipulaciones varias para poder atraer al machito que tanto nos gusta. Y es lógico, después queremos comprobar nuestro efecto sobre ellos y tener su aprobación constantemente. Al final, la princesita se transforma en la bruja de Blancanieves, que quiere ser la más linda del reino y aunque le dicen que lo es, sigue preguntando para asegurarse. (¡Hasta que aparece otra mejor y hay que matarla!)

En fin, la cosa es que los pobres hombres tienen que aguantar nuestra No-Tan-Santa Inquisición, y como siempre lloramos, nuestros ojos rojos e hinchados nos impiden ver la realidad. Al final es un círculo de lloriqueo, incomprensión y frustración que sólo se rompe con una linda patada en nuestro trasero.

NOTA: Cabe decir que me incluyo en esto sólo porque soy mujer (lo que indica que alguna vez he caído en éstas acciones erróneas) y solidaria. Hoy por hoy, me encuentro lo menos "pastel" que hay y me encanta caricaturizar a aquellas mujeres que lloriquean por todo. Para muestra un botón de nuestra conversa con Aldito.


- Te amo.
- ¿Me amas? ¿Aunque diga tonteras?
- Yep!
- Ayyyyy entonces si crees que digo tonteras... ¡¡¡Me
encuentras TONTA!!! ¡Tú sólo estás conmigo para sentirte superior!
- *Levanta una ceja* mmm...


Luego de la patética escena nos reímos, pues ambos sabemos que es ficción. Sin embargo lo triste es que ante cada parodia, Aldo recuerda alguna experiencia real. ¡Qué vergüenza! ¿Es que acaso en esta nueva era de mujeres al poder y toda la parafernalia adjunta no podemos andar dignamente por la vida?

¡Mujeres! Dejemos de auto-apocarnos, somos inteligentes, lindas y capaces de todo lo que nos propongamos. Lo sabemos bien y no tenemos la necesidad de andar preguntando leseras. No dejemos que nuestra paranoia nos ridiculice ni nos impida avanzar.

viernes, abril 07, 2006

Ironías de la Vida

Conversando con mi progenitora, recordamos con cierta nostalgia cuánto ella quería tener una muñequita Caribeña, de esas que existían en Otto Krauss en tiempos de la moda del Dondo. Yo era muy pequeña, pero si hubiera tenido el dinero, se la habría comprado para hacerla feliz.

Quién lo iba a pensar. Mi madre nunca se compró la muñeca, ni se la regalaron. Pero por esas cosas de la vida, 4 años atrás llegó una caribeña tamaño natural a vivir bajo nuestro techo. No podíamos contener cierta ilusión: ella tendría la muñeca que tanto soñó y yo tendría la hermana que tanto quise desde pequeña.

A pesar de nuestros esfuerzos, las cosas no fueron lo que esperamos. Como dice la gente, "Uno propone y Dios dispone", nosotros propusimos agrandar la familia, Dios dispuso un desafío para mantener la armonía de la misma y fue bastante dificultoso lograrlo mientras duró la tarea.

Es triste ver cómo alguien se preocupa por otro que es incapaz de apreciarlo. Es más triste aún cuando quien daña tiene tu sangre, y quien sufre es tu propia madre. Está clara mi tendencia, pero no significa que fuera fácil. En fin, como bien dice mi madre, "nadie escoge a la familia", y ella lo sabe bien pues ya ha sufrido varios malos ratos, bastantes en su inconsciente como para no querer darme hermanos.

Ya ha terminado. La muñeca caribeña pasó por esta casa, tomó lo que necesitaba y se fue sin siquiera despedirse. Ante tal desaire no pude ocultar mi desagrado.

- De qué te preocupas, si pasó por aquí como el viento, sin dejar un sólo rastro.
Mi mamá tenía razón. El viento a veces trae polvo, pero se limpia fácilmente. Los huracanes traen desgracia y destrucción, éste viento fue demasiado débil como para destrozar algo que no sea a sí mismo.

Ironías de la vida. Un objeto tan deseado se convierte de pronto en algo sin valor alguno, que no se extraña en lo más mínimo y que mientras más lejos esté, mejor. Me convencí de que mis hermanos en la vida siempre serían de corazón, la sangre es sólo el combustible para que ese motor funcione. Y también aprendí que las muñecas son más lindas cuando son de plástico y están tranquilas en un estante.

Al final de nuestro té nocturno no pude evitar preguntar:

- Y todavía te gustan las negritas?
- No, ya no. Prefiero a mi monita peluda, ella no habla, pero al menos agradece moviendo la cola.

Lo que me recordó otro dicho muy sabio: "Mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro".

domingo, marzo 19, 2006

Silencio Otorga


Luego de un largo período de silencios y pisoteos, cual marisposa saliendo de su crisálida decidí de un minuto a otro dar una vuelta de tuerca a la situación y tratar de cambiar el mundo. Un buen comienzo es expresar las cosas que nos molestan o interfieren en el desarrollo del mundo que queremos. Como no tengo la personalidad como para salir a la calle desnuda con un megáfono escogí este lugar, que se adecúa más a mí. Es un lugar activo pero no atosigante, con absoluta libertad y abierto a comentarios para aquellos que tal vez no se atreven a contestar a la cara en vivo y en directo pero que sí tienen cosas que decir y aportar. a class=readmorebutton href="[my URL]">go to main page

Hace un par de días se me reclamó que no había escrito hacía tiempo. Me di cuenta que es cierto, hace tiempo que no escribía y es simplemente porque no había encontrado un tema que calzara con el propósito de este espacio. En otras palabras, no tenía de qué quejarme. El sabio dicho de "quien calla otorga" se aplica a diferentes ámbitos, y éste no es una excepción. En un espacio dedicado a la queja, la falta de éstas implica un claro estado de bienestar. Y siempre hay algo por lo cual reclamar, pero cuando una persona está bien y se siente feliz, tiene que ser algo muy grave como para tomarlo realmente en consideración.

Puedo pecar de inconformista, pero hoy por hoy mi queja sería exigirle al día tener más horas. Pero no me siento sola en esto ¿O es que acaso solamente yo quiero más tiempo para el ocio, o para lo que nos apasiona, o para los amigos, o para la familia o para hacer el amor?

Todos siempre queremos algo más y muchas veces lo callamos, porque sabemos que lo que exigimos no es tan factible como queremos. Esa es la diferencia, el pataleo exige algún cambio, progreso o solución. Lo demás son anhelos que dependen de cómo el Universo se organice para que todo tome el lugar que le corresponde, y haga de nuestras vidas un suceso memorable.

Seguiré dejando este espacio abierto, siempre habrá cosas por las cuales reclamar, y mientras no las haya también habrá eventos que compartir y espero les será agradable de leer.

Mucha energía y gracias por la paciencia, los astros están trabajando para usted.

domingo, febrero 12, 2006

¡¡¿¿De nuevo??!!

Como mi madre siempre ha trabajado, pasé mucho de mi infancia bajo el cuidado de manos ajenas. Si bien ya sabia leer desde el Pre-Kinder Menor, debía seguir el conducto regular del Pre-Kinder Mayor y el Kinder (¡2 veces! Porque no se me permitía entrar al colegio a los 4 años), y no quedaba otra alternativa que hacer los eternamente lateros palotes-y-círculos que correspondían para ese nivel. Al fin me dejaron entrar al colegio a los 5 y cumplir los 6 a mitad de año. ¡No habría podido soportar lo mismo de nuevo!

Resulta que en el colegio nos parece que todos los años fueran iguales. Todo de nuevo. Las mismas salas, las mismas mesas, las mismas sillas, los mismos profes, los mismos compañeros, los mismos retos. Hasta hace unos minutos pensaba lo mismo de la Universidad, sobre todo por el no menor detalle de los mismos hiper-versátiles maestros ("Quien mucho abarca poco aprieta"). Pero se nos escapa el detalle de tener contenidos diferentes ("contenidos" excluye características pertenecientes a personas naturales).

Muchas veces, cada vez que recomenzamos un ciclo rutinario, nos parece volver a pasar exactamente por la misma tortura que pasamos antes. La idea está en buscar el contenido diferente. Ciertamente, y dejando de lado todo detalle académico, los contenidos en los pasados 3 años han sido muy variados, y la curva ascendente-descendente-en ascenso progresivo me parece algo bastante estimulante.

Lo lindo de vivir momentos malos, es que los buenos se disfrutan con mayor intensidad. Luego de encender mis velitas de descarga energética, me he propuesto llevar una vida más sana. Y no hablo sólo de mi cuerpo -porque a pesar de la dieta sigo amando el chocolate-, sino también de mi mente y espíritu. Decidí no tragarme cosas que me hacen mal, y resolver conflictos en su momento, no cuando el tiempo ya los ha puesto rancios. (El pasado, pasado es). Decidí vivir lo bueno a concho y no reprimirme, a menos que sea estrictamente necesario (no hay que olvidar la moral y las buenas costumbres).

En fin, luego de todo lo anterior, concluyo que este año será igual en ciertos aspectos formales: los mismos meses, Universidad, carrera, casa... Pero lo más importante, es que el contenido será diferente. ¡Esta función les presenta nuevos actores! Y de los que ya estaban en la compañía, sólo algunos tendran nuevos y mejores roles. Otros pasarán a ser extras, como no desean -pero les corresponde- ser.