martes, septiembre 29, 2009

Crisis, burn-outs y muchas reflexiones...

(Le di tantas vueltas al asunto, y cuando me atreví a golpear la puerta, no pude hablar. Me aterrorizó la imagen del portazo en la nariz. Es que esa mirada tan llena de dolor... intimida cuando sientes que tus abrazos serán rechazados. Mejor me quedo acá y escribo tranquila. Y fumo, y espero.)

Así como muchas veces las cosas malas llegan todas juntas, la vida también se encarga de darnos las herramientas necesarias para salir del agujero en que creemos estar metidos hasta el cuello. Justo ahora que estoy pasando por una crisis en todos los aspectos de mi vida, la teoría detrás del caos y las consecuencias de la contención excesiva de las emociones es un tema recurrente en todos lados donde voy.

En la pega, yo pensaba que todo era parte del período de adaptación. Pero resulta que ya voy a terminar el año y estoy cada vez peor. ¿Podría pensar entonces que ya no me adapté? Porque el año pasado fue bien intenso y agotador por el hecho de pasar por dos pegas, con sistemas muy distintos... pero me adapté en ambas, y en la mitad del tiempo que me ha tomado adaptarme ahora. Y así es como, entre desayunos, almuerzos y catarsis colectivas, nos vamos enterando de que lo que sufrimos es un síndrome de Burn-out (o "profesional quemado")... lo que me recuerda a mi primer computador que cuando era sobre-exigido me mostraba una linda pantalla azul y perdía todo mi trabajo.

Y es tan triste y frustrante porque esta pega significaba tanto para mí. Significaba la estabilidad que necesitaba para decidirme a dar ese gran paso. Independencia, para concretar un nuevo proyecto de vida. Y por supuesto que yo no estaba sola en eso. Pero es que cuando una mujer ha sido criada para ser una profesional independiente y no una dueña de casa, es innegable el hecho de que se debe ser eso antes de unirse a otro. He recibido mandatos potentes: "sea independiente", "tenga sus cosas", "no dependa de un hombre", "tenga a su lado a un hombre que se sienta orgulloso de la mujer que tiene al lado -y viceversa", "viva su vida antes de tener hijos", etc. Este año esa era mi misión. Ser YO, saber quien soy, y saber lo que puedo hacer por mí misma, para poder al fin emprender mi viaje de la mano con mi compañero de vida, que me estaba esperando con su amor y su paciencia, porque él ya sabía -o al menos eso parecía- lo que él era por sí mismo y ya estaba listo para dar ese paso tan importante.

Puse tanta energía en este trabajo, que sin darme cuenta me consumí. Dejé de lado sin querer a mi compañero, y resulta que mi compañero estaba pasando por un momento tan doloroso... y yo simplemente no supe que hacer. Y no es falta de empatía, sino falta de experiencia. Recién ahora sé lo que significa el dolor de perder a un ser amado, y lo infinitos que parecen los días porque la soledad se exacerba con el sentimiento de vacío que nos deja ese otro que ya no está a nuestro lado. Y tantas veces se comete el error de "no hablar de ciertos temas dolorosos" para que los involucrados no sufran... a final de cuentas, para protegerlos. Y recién ahora sé que el peor error que se puede cometer con respecto a las emociones es taparlas. Una docente de mi diplomado me dio un par de buenas analogías:

-Imagina que tienes una piedra en el zapato. Es chiquitita, pero molesta. Y tienes tantas cosas que hacer que decides olvidarte de esa piedra. Y tu pie se anestesia sólo, porque estás tan ocupada que simplemente esa molestia queda relegada a un plano en que no es relevante. Pero cuando llegas a tu casa, te quitas el zapato y en tu pie hay una llaga.
- Ahora, imagina que tienes una bebida. De pronto esa bebida se cae, y se agita. Mientras más trates de evitar la fuga, con mayor fuerza saldrá una vez que saques la tapa.

Eso ocurre. A alguien le molesta algo, y se lo aguanta hasta que explota y esa explosión es nefasta. Y es que también hemos sido criados para aguantar... los hombres no lloran y las mujeres han nacido para resistir el dolor. Y entonces mientras más aguantamos, más valorable es nuestro aguante. ¿Pero alguien piensa realmente en las consecuencias de eso? Lo dudo. Sino, no habría tanta gente yendo al psiquiatra o tanta gente con enfermedades psicosomáticas. Por alguna parte tiene que explotar lo que sentimos y nos contamina.

Así es como una persona con vocación para entregar, y otra con vocación para escuchar, terminan aislados y en silencio. La primera, sintiendo que habla con las murallas. El segundo, sintiendose poco atendido. ¿Qué pasó?

Muchas veces creemos que la mejor forma de proteger a quienes amamos es aislándolos de nuestros problemas, cuando en realidad lo que hacemos es tapar el problema y asfixiarlo. La bebida y el desborde. Él sufriendo su pérdida y su soledad en silencio, yo sufriendo mi frustración y mi cansancio en silencio. Ninguno pidiendo ayuda, ambos necesitándola a gritos y resintiendo que el otro "no vió lo que le pasaba".

He aprendido que hay que estar alerta a las señales. Todo este año he sentido dolores de espalda. Y efectivamente, me sentía tan presionada, porque estaba asumiendo una responsabilidad y no la estaba compartiendo con nadie. Mi pega, mi independencia, mi vida. Pero claro, había que abrir la mochila y compartir las cargas. Mi pega, mi independencia, nuestra vida. Eso habría simplificado tanto las cosas.

He aprendido que cuando las emociones se guardan, se crea una dinámica similar a la de los sistemas abusivos. Hay unos que se sienten víctimas, hay otros que son considerados abusadores, y hay otros que ven todo lo que ocurre y no intervienen, se silencian. Solamente rompiendo el silencio se rompe el sistema viciado. Solamente abriendo canales de comunicación se puede plantear que hay una molestia, que hay un problema. Solamente reconociendo la existencia de un problema se puede hacer algo al respecto. Cuando se sabe el problema, se buscan las soluciones, y mejor es si se buscan en conjunto en vez de cada uno por su lado.

A final de cuentas, todo apunta a una buena comunicación. A atreverse a exigir lo que uno necesita, tanto para hacer bien el trabajo, como para sentirse pleno en pareja-familia. Porque muchas veces tenemos la expectativa de lo que el otro podría hacer, y ahí es que vivimos horribles frustraciones si el otro no hace lo que esperamos.

Solamente pidiendo claramente y con respeto lo que queremos, nuestro interlocutor puede hacer algo al respecto. Porque es tan frustrante el querer actuar cuando sabes que tu interlocutor no hará nada al respecto y lo mejor que puedes hacer es irte, y buscar un mejor lugar donde hacer lo que quieres hacer. Y eso es solamente frustrante en el trabajo... pero Dios mío, que es doloroso cuando quien consideras tu compañero de vida te pide algo similar. Es tan difícil respetar la decisión, cuando sabes que por una parte tienes que hacerlo para demostrarle que lo amas... y es tan difícil no pensar en acercarse, porque estar con él es lo que tu corazón más quiere en la vida... Supongo que -para todo- lo mejor que puedo hacer en este minuto es tomarme las cosas con calma y esperar que el universo retome su equilibrio.

La gran lección de este año. Comunicar. Con todos. Para todos.



martes, septiembre 15, 2009

Saudade en Sepia

Siempre me han encantado los retratos en tono sepia. Debe ser por esa sensación de calidez, de hogar.Hoy en mí el retrato en sepia tiene una sensación que sólo tiene un nombre en Brasil: saudade.

Saudade no tiene traducción. Es la sensación de melancolía que uno siente cada vez que recuerda una alegría que hoy se ha ido. Sentimiento complejo, mezcla en un caldero amor, distancia, pérdida, vacío y necesidad.

De esto se trata la vida. Se estar alegre un día y triste otro. De tener en una instantánea los recuerdos del pasado, las sensaciones del presente y las proyecciones del futuro.

La vida misma, y lo que amo tanto aunque hoy me cause dolor, es Saudade.

Eso que permanece en el corazón cada vez que se extraña lo que existió y se tuvo. Cada vez que se anhela lo que nos entregaba júbilo y gloria y hoy por circunstancias impensadas se ha perdido.

Lo paradójico es que aunque perder nos hace sentir cercanos a la muerte... el sólo hecho de recordarlo, nos permite renacer.

Mi saudade está en la Vía Láctea, en la arena, en el viento, en la tele blanco y negro, en los pollos de mar, en el brasero y la tetera. Porque cuando nos vimos la primera vez, nos dimos un poder tan inmenso sobre el otro que hoy me falta más que una mitad. Porque 1 + 1 es 3, y no 2.

Porque el Gran Arquitecto hizo un trazo que no le gustó, y el boceto fue desechado.

Pero acaso por ese trazo imperfecto, ¿dejará de creer en su obra?