domingo, agosto 08, 2010

Acto fallido 2

Después de tantos meses sin tenerte en la rutina, hoy he vuelto a incluirte en el almuerzo del domingo.

88689320, Adam Gault /OJO Images

martes, julio 13, 2010

Reciprocidades nulas

"Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor." (M. Benedetti)

A veces dudo de lo que siento. A veces pienso que es el tiempo y la distancia que están haciendo lo suyo. Sin embargo, luego de varios meses he vuelto a encontrarme frente a frente con mis temores, con mis anhelos, con mi amor y desamor, con mi vida entera. Fue difícil, hay que decirlo. Y es que estaba absolutamente dividida: una parte de mí quería arrancar (y habría sido lo más fácil), mientras otra parte quería correr hacia lo que tanto deseo. No hice ninguna. Respeto lo que el otro quiere, no atento contra mi dignidad.

Tratar de evitar a alguien cuando se quiere lo contrario, es difícil, pero enfrentarlo se hace más difícil aún. Sobretodo cuando se descubre que aún tras un rígido blindaje una sigue tan frágil y vulnerable como antes. Que cualquiera puede tirar el hilito y volver a abrir la cicatriz.

Es duro ver que sigo ahí, sin siquiera saber si estoy esperando algo, o mejor dicho, que estoy esperando nada (como dijo Nicole). Volver a encontrar a alguien que ha sido todo para tí y que hoy te ignora... se siente algo como la dicha y el dolor simultáneamente. Y no sé que decir, pensar, hacer, sentir. Sólo intento poner una nueva capa de malla a la armadura, para que nadie pueda volver a herirme. Y ahí es cuando pienso en mí como una persona distinta, cuya vida no tiene el mismo sentido que hace un año, y que no volverá a confiar ni a entregar como antes.

Así como extirpé mi tumor físico, cuando miro la cicatriz que recorre varios cms. de mi cuerpo, recuerdo lo que tenía en su lugar pero ya no está. Y no duele, la cicatriz cerró y todo ha sanado. Lo que guarda el corazón no se extirpa así de fácil. No hay tiempo, ni distancia equivalente a una operación. Y lo que hoy oprime mi pecho no es lo que estuvo y ya no está, sino que lo que aún existe y puja por salir al anhelado y recíproco encuentro de quien realmente lo merece.


domingo, julio 04, 2010

Invierno (no tan) en calma...

Contemplo mi reflejo,
hielo de tus ojos en medianoche.


domingo, abril 25, 2010

Acto fallido

Entre sábanas y plumas, en la soledad de mi noche, una campana y el sonido tan anhelado de tu voz. "Qué rico escucharte, ¿cómo has estado? Claro que me gustaría verte, ahí estaré."
Luego luces y sonidos, gélidos despertares, números nunca vistos entre píxeles olvidados.
Sólo sé que no eras tú.

sábado, abril 24, 2010

Insomnio intermedio

Y qué hacer entonces con todo lo que siento, cada vez que vienes y cantas en mis sueños?

domingo, marzo 28, 2010

Duelo


Cuando me amabas, me regalabas tus versos y tu música.
Te dedicaba mi existencia, y mis letras y postales eran tu inspiración.
Todo ha quedado atrás.
Maldito Ego que encegueció y apuñaló tu alma para tomar posesión de tu cuerpo.
Ese fuego que fue mi hogar hoy no es más que cenizas.
Y cada cierto tiempo, cuando creo que te has ido para siempre, el destino toca mi hombro despertando recuerdos, y se ríe mientras levanta el negro velo que oculta lo mucho que me dueles.
Y si he de ser afortunada, a veces hablo de amor, para que no se oxiden mis latidos.


jueves, marzo 04, 2010

Terremotos y réplicas

Así como mi país ha sufrido un remezón terrible, yo sufrí uno meses atrás. Y se habla de la gran réplica, que puede llegar mucho después y es casi tan fuerte como el terremoto inicial, pero es la que define el final del sismo.

Extrañas coincidencias. Horas antes del terremoto en tierra, pedí al cielo que él muriera en mi corazón, para no sentirlo ni esperarlo más. Horas después, lloraba pidiendo que estuviera bien. Luego vinieron el abrazo frío, la mirada perdida, la sonrisa inexistente... la réplica. Toda mi esperanza sepultada bajo los escombros. Mis manos extendidas, listas para reconstruir, se quedaron vacías en una invitación rechazada. No hay nada más que decir.

En mi propio terremoto, me vi forzada a devolver la llave de acceso a una vida nueva. Pero se me permitió conservar la llave del portón exterior. ¿Cuál es el sentido de tener la llave del portón si no tienes la de acceso a la casa, y esperar con frío tras una puerta que no se abrirá para compartir el calor de un hogar? Hace días me pregunté si bastaba con la propia certeza de lo que se siente por otro para seguir luchando. Hoy tengo la respuesta: no basta. La certeza propia debe compartirse y ser una con la del otro. Y estoy inmensamente decepcionada, pues siempre sentí que esta historia seguiría otro curso. Hoy, la llave del portón no está en mi poder, porque después de la réplica he decidido dejar de dormir al exterior y morirme del frío.

A veces las palabras indicadas llegan de quien menos te lo esperas, y así es como recibí un mensaje con una metáfora muy linda: imagina que tu corazón es una casa. Está bien abrir las puertas y ventanas para que circule el aire fresco. Pero al dejar la casa abierta de par en par por mucho tiempo, el polvo comienza a cubrirlo todo, el viento lo desordena y además te congelas. Entonces es necesario cerrar los accesos, limpiar todo, encender la estufa y poner a calentar el té. Ya llegará el momento en que todo esté reluciente, el ambiente templado, y el té servido. Luego invitarás a alguien (o tal vez llegue de improviso), quien sentirá el calor más acogedor, el té más reconfortante y llamará a esa casa su "hogar".

Con inmenso dolor me he encontrado con el que sentía mi hogar, con puertas y ventanas cerradas, pero aún frío y en desorden. Lo abandono para que se haga lo que sea necesario. Por mi parte, cerrado por daños estructurales. Espero no tardar tanto para una pronta reinauguración.

miércoles, febrero 03, 2010

Fluctuaciones

Hay momentos en que siento que todo está bien, y que pronto todo volverá a tomar el lugar que le corresponde en el universo. Hay momentos en que lloro sola, de la nada, cuando siento que las cosas no progresan de la forma en que a mí me gustaría. Siento tanta soledad, desesperanza y desilusión. Y es que uno siempre se siente tan bacán como para controlar la vida a su antojo, hasta que algo te remece hasta la más profunda de tus tripas y te hace darte cuenta de que NO tienes ese poder.

Siempre he pensado en lo que me ha ocurrido como un desafío. Una oportunidad para corregir mis falencias y convertirme en una mejor persona. Y en eso estoy, en mí. Hace unos días todo lo que hacía era para otro... y no hubo respuesta alguna. Tengo que volver a mí. Volví al gimnasio (un año de estrés laboral más un semestre de depresión personal hizo estragos en mi cuerpo), y lo mejor: volví a danzar. En estos momentos es lo único que me da energías y me alegra el alma. Y a veces siento que todo lo que estoy haciendo "para mí" no es otra cosa que reemplazar el espacio que mi amor dejó en mi corazón y en mi vida. Y es verdad. Es necesario hacer que él no sea necesario. Que a pesar de lo mucho que lo amo, no me haga tanta falta.


Porque no está. Y lo extraño intensamente. Ha sido tan difícil. Las adversidades constituyen desafíos, y el enorme cansancio de llevar una lucha constante y muchas veces desigual... en una relación siempre hay uno que pelea más en algún momento, pero ambos lo siguen haciendo de cierta forma.

Pero qué hacer cuando tu contraparte se borra de tu vida y no te da más razones para luchar? Es suficiente con la propia certeza, basada en una esperanzada intuición irracional*, de que SÍ vale la pena seguir intentando? Qué hacer entonces ante la desesperante sensación de estar atado en medio de la nada, donde el "acto" te causa frustraciones, y el "no acto" te llena de ansiedades?

Estoy perdida. No sé cual de las dos opciones es la más adecuada, hacer o no hacer. Me he lanzado y he chocado contra una pared de hielo varias veces, ahora merezco descanso. Sigo adelante. Sigo en mí. Supongo que es la única certeza en la que debo enfocarme hoy. Pero ese bendito pájaro que taladra mi mente y mi corazón no me deja en paz.

Si fuera tan sencillo como decir "vuelve al árbol"...



* Esa inexplicable sensación en la guata de que esa persona "ES" la indicada para acompañarte a lo largo de tu vida...