viernes, noviembre 30, 2007

Verano naranja...

Sí, me puse veraniega, cambié mis colores y retomé la dieta y el ejercicio que habían sido boicoteados por la obligatoriedad del sedentarismo que el estudio conlleva.

Me puse veraniega y con eso me puse coqueta, me dieron ganas de sacarme el abrigo y ponerme el bronceado, de ataviarme de rayos y ser acariciada por brisas y palmeras.

Me puse veraniega y me volvieron los recuerdos, las conquistas de verano a la espera de un corazón tibio.

Y ahora que tengo un corazón que me espera cálido y con ansias no puedo evitar reconocer que me gustaría volver a las andanzas, bañándome desnuda en el mar y pasando por "gringa", sólo por hablar en inglés con unos surfistas.

Nuestras vidas han cambiado. Ya no somos los que éramos en los primeros años de escuela pero los años sólo han servido para corroborar que así como pasa el tiempo pasan las personas, y si bien son menos de los que anhelaría, existen lazos fuertes e indisolubles que hacen más hermosa la vida.

Ahora que hemos tomado el camino de la responsabilidad y la paciencia, echo de menos la ansiedad y el arrebato sin los cuales no sería quien soy el día de hoy.

Sí, me puse veraniega y volvieron las ganas de portarme mal.
Sí, me puse veraniega y me puse melancólica.

¡Definitivamente me hacen falta vacaciones!

martes, noviembre 20, 2007

Anclajes

No sólo hablamos del anclaje de los barcos o las redes al mar, sino que también del anclaje de las ideas previas a las nuevas cuando queremos lograr significatividad, el de los recuerdos a mi mente, el del amor en mi corazón, el de la experiencia a mi piel y mi espíritu, el de mi energía a mi vocación...




Pensando que ya queda poco para adentrarme en el nuevo desafío, el difícil y tan mal prejuzgado desafío de ser un soporte para el conocimiento y la maduración personal. Más difícil en estos tiempos de cambios y exigencias. Más difícil aún, si con ello soy yo misma quien también está aprendiendo y creciendo día a día.

En momentos como éste quisiera ser brisa y mar, en constante movimiento y energía vital, para tener siempre las fortalezas físicas, mentales y espirituales tan necesarias para realizar mi trabajo. Quiero ser ancla, mas lo único que ruego es no convertirme en una aferrada al pasado y lo obsoleto...

No quiero seguir repitiendo la historia. Los mismos viejos cuentos, las mismas viejas manías... el día que me canse, y convierta en uno de ellos, por favor avísenme.

Si voy a ser una "vieja", no quiero ser una "de mierda".

Quiero mantener los ojos y el corazón abiertos.