jueves, marzo 15, 2007

Y así con la emancipación

Según la ley, la emancipación viene de la mano con la mayoría de edad. Lamentablemente eso no aplica, pues la emancipación se refiere a la obtención de autonomía: a la capacidad de normarse uno mismo, sin influencias externas. En estos tiempos, y en una sociedad de pensamiento faldero, los hijos pasan el mayor tiempo posible con los padres, gracias además a la extensión temporal de las carreras profesionales, que impide que podamos ganarnos la vida antes de los 25.

En palabras simples, podemos tener 30 años pero los padres van a seguir con el discurso de "mientras vivas en esta casa", "cuando te mantengas solo" o "cuando estés más grande entenderás". Sí, cuando yo no viva en esta casa, cuando me mantenga sola y cuando esté más grande efectivamente entenderé muchas cosas que ahora no entiendo, porque serán nuevas experiencias, y habré pasado a una nueva etapa en mi vida. Ciertamente estaré como yo realmente quiero.

A pesar de ser hija única, mis padres me criaron para que fuera una persona independiente. Suena raro, porque los hijos únicos nunca somos realmente in-dependientes teniendo padres re-pendientes de todo lo que hacemos, decimos y planeamos en nuestras vidas. Se me inculcó la idea de formarme y ser YO antes de cualquier otra cosa. Que pololeara mucho antes de casarme y que lo pasara bien mientras fuera joven. Inconsistente, porque las 2 veces que he llegado con pololo en mis 22 años, mis padres parecen arrepentirse de sus dichos y jamás salí mucho porque se armaba tanta problemática para la salida, el camino, la vuelta, la micro, el frío y qué se yo, que terminé evitándolo.



Hace unos días discutí con mi abuela porque me empezó a echar en cara que me acostaba con mi pololo, que no se me fuera a ocurrir casarme y que además era poco "chora" (nunca entendí en qué sentido). Lo divertido es que hace 4 años que voy a visitarla con pololos y no hemos estado en piezas separadas. Es desconcertante el hecho de que me vengan a reclamar ahora por cosas que estoy haciendo hace 5 años.

Hoy mi mamá armó escándalo porque había tratado mal a mi abuela y que si quería hacer algo lo hiciera, pero que no lo publicara, que nadie se enterara. Se armó en serio. Sin gritos, ni llantos, pero sí con palabras potentes. Y es que yo no concuerdo con la filosofía del avestruz, de esconder la cabeza mientras el culo está vulnerable.

Lo que se me pide es HIPOCRESÍA, y eso no concuerda con mi forma de ser y pensar. No voy a mentir respecto de las cosas que hago con tal de darle en el gusto a los demás. Si a alguien no le gusta, perfecto, puedo ser discreta y callarme, pero eso no significa que voy a dejar de hacerlo.

Mi respuesta fue muy parecida a eso. No cambié la palabra hipocresía. Lo siento, pero no pueden pedir que ahora que soy una persona que piensa por si misma, toma sus propias decisiones, hace lo que mejor le parece consigo misma y jamás se arrepiente ni se avergüenza de sus acciones, pierda la única autonomía que verdaderamente tengo.

miércoles, marzo 14, 2007

A Lesson on Cyber(mis)communication

Estudié linguística y literatura inglesas, y si hay algo que aprendí después de varios cursos de literatura es que el lenguaje escrito da pie para múltiples interpretaciones, y es imposible saber cuál es la acertada sin tener al autor al frente para que nos de la respuesta.

Lo mismo pasa por internet, y la experiencia me lo prueba cada día. Nunca acostumbré "conocer" gente por internet por el cuento de las interpretaciones: se presta para sacar conclusiones erradas. Eso no pasa chateando con amigos del mundo real, porque a pesar de no existir prosodia, uno se expresa distinto dependiendo del estado anímico y cuando se conoce de verdad a la gente las variaciones se perciben de una forma bastante acertada.

Hace más de un año que no me hablaba un desconocido por messenger: resultó ser un tipo de mi edad, al principio muy agradable, pero que en un minuto comenzó a ser muy insistente con lo mal que lo tenía su soltería. Resulta que este blog tiene corazoncitos en el formato, pero en ninguna parte dice que soy la Doctora Corazón. Yo tengo cierta tolerancia a escuchar dramas amorosos de mis amigos, pero cuando se encierran en el tema me lateo enormemente. Los que me conocen no dejan de estimarme cuando les digo "ya, deja de dar la lata", incluso lo agradecen porque se hacen conscientes de su estado y se dan cuenta de que en realidad sí estaban dando la lata.


Resulta que él no era mi amigo, ni mi conocido, no era nada más que la persona que te habla por primera vez por internet. Y como es mi costumbre ante la constante dramática, lo evité. Me preguntó si me había aburrido, y como soy malísima mintiendo, respondí lo que estoy expresando acá: me lateo.

En resumen, después de haber sido agregada con buena onda, recibí un lindo "FULANO TE TIENE EN TU LISTA DE NO ADMITIDOS" después de otros "no te molesto más" y cosas como las que dice la gente cuando se pica (sólo pude poner smileys riéndose ante su reacción, sorry). Lo que jamás pude dar a entender es que mi sinceridad respecto de mi lata no implicaba que no quisiera saber más sobre esa persona, simplemente significaba que en un espacio de esparcimiento no estaba dispuesta a aguantar cosas que no me agradan de alguien que no es nada mío.

Jamás me entendió y simplemente me borró. Sólo puedo decir que se perdió a una posible amiga, porque amigos no son los que te dicen a todo que sí, ni simulan falso interés... los verdaderos amigos están ahí para ser sinceros y tener la confianza y el amor como para tener el valor de decir cuando alguien está en un error.

Es como la típica analogía de mina, ¿cuál es la mejor amiga, la que no te dice que te ves mal para no herirte, o la que te dice que te ves pésimo para que te cambies de ropa y no hagas el ridículo en la calle?

Resulta que sólo puedo decir que ocurrió lo que tenía que ocurrir, y más rápido de lo que pensé, porque era obvio que jamás íbamos a poder ser afines: a el le gustan las mujeres pegotes y a mí no me gusta la gente dependiente. Impossible.

martes, marzo 13, 2007

Golpes Bajos

El el boxeo están prohibidos los golpes bajos. Es lógico, son los que más duelen, hacen daño y dejan completamente vulnerable al oponente. Una patada en las bolas es sencillamente anuladora.

Eso es lo que a los hombres les encanta decir. A los hombres les encanta hablar de los cojones que alguien tiene o no en su actuar y de lo vulnerables que son las bolas. Pero nadie se acuerda de que las mujeres también tenemos sexo, y no está centrado en una sola zona (miren la diferencia entre hombres y mujeres futbolistas ante un tiro libre) por lo tanto somos doblemente vulnerables si se nos golpea.

Me he dado cuenta de que mientras más importancia tiene el sexo en mi vida, más vulnerable soy a los golpes bajos (y altos), en distintos sentidos. Ya había mencionado antes esto, pero es que el hecho de no ser una mina "rosada", que puede hablar de todo con amigos, no significa que no me afecten las comparaciones con otras personas. Los hombres se miran el pene en los baños y camarines. El sexo de las mujeres está oculto, pero otras partes de la anatomía femenina sí se pueden comparar. Y es igualmente fuerte. Cada día siento que me afecta más el no ser voluptuosa a pesar de tener una vida sexual activa, sana y rica. Se me olvidan mis defectos cuando mi pareja me disfruta, pero cada vez que en carretes se habla de pechugas, nadie habla de lo linda que es un mujer con pechos pequeños. Podría ponerme un escote hasta las rodillas con tal de llamar la atención, pero nadie se daría cuenta porque las mujeres planas no existen (son "amigos"), se eliminan de súbito ante la imagen de un busto lleno que es tan capaz de atraer como de envolver, acoger y vender.

Por lo que sé, he sido la menos exhuberante en la historia de quienes han estado conmigo. Pero como con mi pareja no hablamos de nuestras otras experiencias sexuales más allá de lo anecdótico, no se da el espacio para los golpes bajos por comparación. Sin embargo, me he creado una situación de comparación implícita, innecesaria y de experiencia subjetiva, lo que la hace aún más carente de sentido que la de las pechugas. Así como en algún minuto me insegurizó el no saber el nivel de la vida sexual de mi actual pareja con sus ex en relación a mí, ahora existe alguien que alguna vez estuvo conmigo, y se jacta de la buena vida sexual que lleva en la actualidad.

Aunque jamás se lo he preguntado a quienes pueden decirlo con conocimiento de causa, siempre me he considerado una persona con una carga erótica importante, por lo tanto: sí, todo lo que digo suena a psicosis, pero que a nadie le agrada que se le restriegue en la cara la existencia de alguien posiblemente mejor.

Al final, cuando todo se reduce a una parte de la anatomía, es triste, pero al menos es objetivo. Mas cuando es la capacidad amatoria la que se pone en cuestionamiento, es una situación muy injusta, ya que solo el agresor posee objetividad, (la cual no puede ser comprobada empíricamente) ni existe la posibilidad de la reivindicación de la víctima por medio de un contrataque. En otras palabras, sólo me queda quejarme aquí. Estoy jodida, anulada. Y eso es definitivamente un golpe bajo.