lunes, diciembre 26, 2005

Regalos Divinos

2005. Un año repleto de los más variados sentimientos, épocas sombrías, de definiciones tristes y alejamientos necesarios. Se parecía borrar lo que significaba vivir, y se daba paso a una rutina sin objetos de afecto, intelectual y deslavada .

Un año que me abrió los ojos ante una realidad que me desilusionó. Al darme cuenta de mi permanencia en una burbuja de hipocresía al por mayor, la honestidad de algunos me valió mucho más que todo el dolor que otros podrían llegar a causar. Desperté. Me sentí con derecho a hablar, a decir "¡Aquí estoy!" y patalear con más fuerza que nunca. Comencé a vivir.

Tiempo agotador, pero sin duda enriquecedor en términos de relaciones personales. Hice amigos de los de verdad, sin que lo buscara ni lo invocara, y así fue como cosas realmente lindas llegaron a mí. Me declaro poseedora de la magia de ver lo hermoso de la vida como nunca antes lo hice, y de amar tan repentina e intensamente como jamás pensé que podría llegar a hacerlo. Soy feliz.

Es Navidad, y me preocupé bastante poco por los regalos materiales. Hice pequeños obsequios con mis manos, compré sencillos objetos útiles y compartí agradables momentos de intimidad y familiaridad. Sin embargo lo más importante es que dí y recibí el más grande y divino regalo que puede existir: El Amor.

No nos dejemos llevar por el consumismo impuesto en una falsa fantasía comercial. Seamos capaces de ver las cosas que tienen real valor. Abracen a sus seres queridos, díganles cuanto los aman, y prepárense para volver a empezar. El 2006 se acerca, y mi intuición me dice que será increíble.

Dedicado a mi familia, a mis hermanas de corazón, a las niñas (Girl Power!), a mis verdaderos amigos y a Tí, "Como a la Vida Misma".

miércoles, diciembre 21, 2005

MonoSapiens: "Se Cayóoo?"

Hace algún tiempo me caí en la calle. Aún estaba en el colegio. Tras soltarse el cordón de un zapato, éste me dejó atrás al cruzar la calle mientras yo quedaba botada en el suelo. Pleno invierno, con las manos en los bolsillos, simplemente caí como un saco. Cinco personas corrieron a ayudarme, fueron demasiado amables, además que debí haber caido muy feo porque extrañamente nadie se rió.

Tiempo después me caí bajando una escalera en el metro. Esta vez una sandalia conspiró contra mi, dejándome el trasero dando tumbos justo en el ultimo escalón, a la vista del tren que ya estaba en la estación. Mientras yo sólo deseaba que el tren se fuera, el conductor me vio caer, abrió la puerta, se asomó... y me esperó! Me levante y medio coja llegué lentamente al vagón mas cercano, y una vez más, nadie se rió.

Hoy, la imagen fue diferente. El típico ejecutivo de terno oscuro, corbata y maletín en mano, que corre infructuosamente para alcanzar un tren que le cierra las puertas en las narices. Esta vez se encontraba solamente ingresando a la estación, pero corriendo de igual manera.

Un ruido sordo. Un "uuh" general. La imagen: el maletín intacto, y unos tantos escalones más abajo, el cuerpo retorcido y empolvado del intachable ejecutivo, quien también tiene su caidas en la vida. En el metro de nuestra ciudad estamos invadidos de carteles que nos solicitan "No Correr" y "Esperar el próximo tren que viene", pero el ejecutivo fue la muestra de otros tantos apurones-porfiados que no hacen caso y causan la proliferación de advertencias de este tipo.

Rodeado de mirones, el ejecutivo se levantó, cubierto de polvo y vergüenza, más sólo pudo sacase de encima lo primero. El se lo buscó. Nadie lo ayudó.

miércoles, diciembre 07, 2005

La Bruja Limón

Este término siempre causa risa en mis interlocutores. Pero no pude encontrar otro término que definiera de mejor manera el estado que muchas mujeres alcanzamos en ciertas etapas de nuestras vidas. Todas las mujeres, por muy dulces que nos veamos en apariencia, somos unas potenciales brujas que ante ciertos estímulos, salimos al ataque con maldiciones a diestra y a siniestra. Especialmente cuando se trata de maldecir al ex pololo.

Comencemos por definir los términos. La Bruja es aquella mujer que realiza maleficios con el claro propósito de perjudicar a su víctima. La Bruja Limón es la variante de la anterior que a mi parecer, representa a quien no sólo es bruja, sino además desagradable desde lo más profundo de su ser. En otras palabras, la Bruja Limón es esa mujer agria que incluye una intimidante y agresiva acidez en sus acciones y palabras.

Se me presentó hace poco la pregunta "¿qué se hace para quedar bien con el ex?". Yo no tengo la panacea, pero mi experiencia en relaciones amorosas me ha llevado a ver varias opciones al respecto.

A) Terminar mal, sin ver al ex-pololo nunca más: Una opción válida. Llorar un par de días, patalear y maldecir. Cuando te das cuenta de todo el tiempo que ha pasado desde la última vez que lo viste, ya se te olvidó todo y lo más probable es que el casual encuentro sea uno de esos en que tal vez correrías para saludarlo.

B) Terminar mal, y seguir viendo al ex-pololo por la vida social en común: Lleva inevitablemente a ser una Bruja Limón de tomo y lomo. Cada encuentro conlleva ofensivas sarcáticas, constante imposición de culpa en el otro y sobre todo, la auto-victimización de la bruja en cuestión.

C) Terminar bien: Lo más sano y recomendable. Conversar, carretear y llevar una vida normal sin peleas ni "sacadas en cara" (C.1). El único inconveniente es la constante tentación de volver debido al acostumbramiento o a la mutua soledad. En el último caso, existe una opción que no considera el volver a tener una relación pero sí "ciertas regalías" (C.2), lo que es bueno pero no deja de tener sus riesgos.

La clave es la comunicación. Su carencia causó las dos primeras opciones. La ultima fue precedida de una conversación honesta, abierta y tranquila. Saber escuchar al otro, entender sus razones y saber exponer las propias sin ofender ni mucho menos mentir. Siempre es mejor la verdad y una pataleta que una mentira piadosa y falsas expectativas.

Yo alguna vez fui Bruja, y Bruja Limón. Sardónica, agria a morir. Viéndolo desde afuera, fui bastante inmadura (y porqué no decirlo, "pendeja") en mi forma de actuar. Sinceramente yo me habría detestado, y mucho. Hay que saber aceptar las diferentes etapas y pensar que luego de un final viene un inicio, que casi siempre resulta ser mejor. Ahora, en esta nueva etapa de mi vida en que miro las cosas desde una perspectiva más amplia sigo siendo una Bruja, pues está en mi esencia de mujer, mas ya no hago maleficios... sino encantamientos.