viernes, mayo 05, 2006

Derecho a Pololeo!

Foreando descubrí un tema nada irrelevante. ¿Cómo son las relaciones entre universitarios? Para mí no han sido tan fáciles, sobre todo por esa desagradable sensación del síndome de Olivia (con Popeye tirando un brazo y Brutus el otro) en que hay que dividirse al máximo y planear la mejor optimización de tiempo para poder estar con todos a quienes queremos.

Los universitarios tenemos varios puntos en contra cuando se trata de relaciones:

Disponibilidad de tiempo y la compatibilidad de horarios: Para mí uno de los más relevantes de los posibles problemas, ya que éste lleva consigo otros. Con Aldo nos vemos sólo los fines de semana. A veces puede salir alguna pega para esos días, o un lindo examen para un lunes, pero ahi es donde hacemos algun pequeño sacrificio y nos quemamos un poco las pestañas para tener más tiempo disponible para nosotros.

Intimidad: Otro problema relevante sin dudas. Muchas parejas no pueden disponer de sus casas para intimar. También es comprensible desde el punto de vista parental, pues a mi no me gustaría saber que mi hijo está follando de lo lindo en la pieza de al lado. El problema está en que este punto se relaciona con el anterior, ya que para aquellas parejas que no tienen el espacio para regalonear ni plata para pagarlo, es muy fácil caer en conductas que falten a la moral y buenas costumbres. Si tiene dudas, paséese por las areas verdes más discretas (o a veces no tanto) de cualquier universidad. Además, la falta de sexo es reconocida como causa de tensiones, lo que pone en serio riesgo la relación de pareja propiamente tal.

Familia: Sobre todo en mi caso que soy mujer y más encima hija única. Muchos papás esperan que sus niñitos pasen todo el tiempo encerrados estudiando en la casa. A pesar de mis quejas, hay que reconocer que cuando se estudia en la semana, con padres que trabajan en horarios diferentes, es normal que éstos esperen tener vida familiar los fines de semana en que nos podemos reunir todos. Sin embargo, este compartir se ve relegado por nuestra parte ya que ahora estamos grandes y queremos tener más vida de pareja, nuestro propio espacio.

Distancia: Este problema no es tan terrible, pero cuando se tiene poco tiempo para verse, los kilómetros entre ambas casas no dejan de ser importantes.

Poder adquisitivo: Los universitarios no nos caracterizamos por manejar mucha plata en los bolsillos. Todas nuestras ganas de carretear se reducen a comidas en la casa, noches de películas y picoteo (lo cual no es nada malo pero a veces también tenemos ganas de variar el panorama)

Es cierto, hay varias complicaciones, además que extrañar a la pareja en la semana da mucha penita pero ¡también es cierto que la espera vale la pena! Cuando una pareja quiere, puede saltar esos obstáculos. Hay asuntos mucho más terribles que llevan a terminar una relación, los que acabo de mencionar afortunadamente sólo son parte de una etapa de nuestras vidas, por lo que no deben influyir mayormente en nuestras proyecciones a futuro.


Lo único que todavía no comprendo es: ¿para qué mi mamá me repite tanto que pololee harto antes de casarme si no tenemos todas las facilidades para hacerlo? ¡Buaa!