miércoles, marzo 14, 2007

A Lesson on Cyber(mis)communication

Estudié linguística y literatura inglesas, y si hay algo que aprendí después de varios cursos de literatura es que el lenguaje escrito da pie para múltiples interpretaciones, y es imposible saber cuál es la acertada sin tener al autor al frente para que nos de la respuesta.

Lo mismo pasa por internet, y la experiencia me lo prueba cada día. Nunca acostumbré "conocer" gente por internet por el cuento de las interpretaciones: se presta para sacar conclusiones erradas. Eso no pasa chateando con amigos del mundo real, porque a pesar de no existir prosodia, uno se expresa distinto dependiendo del estado anímico y cuando se conoce de verdad a la gente las variaciones se perciben de una forma bastante acertada.

Hace más de un año que no me hablaba un desconocido por messenger: resultó ser un tipo de mi edad, al principio muy agradable, pero que en un minuto comenzó a ser muy insistente con lo mal que lo tenía su soltería. Resulta que este blog tiene corazoncitos en el formato, pero en ninguna parte dice que soy la Doctora Corazón. Yo tengo cierta tolerancia a escuchar dramas amorosos de mis amigos, pero cuando se encierran en el tema me lateo enormemente. Los que me conocen no dejan de estimarme cuando les digo "ya, deja de dar la lata", incluso lo agradecen porque se hacen conscientes de su estado y se dan cuenta de que en realidad sí estaban dando la lata.


Resulta que él no era mi amigo, ni mi conocido, no era nada más que la persona que te habla por primera vez por internet. Y como es mi costumbre ante la constante dramática, lo evité. Me preguntó si me había aburrido, y como soy malísima mintiendo, respondí lo que estoy expresando acá: me lateo.

En resumen, después de haber sido agregada con buena onda, recibí un lindo "FULANO TE TIENE EN TU LISTA DE NO ADMITIDOS" después de otros "no te molesto más" y cosas como las que dice la gente cuando se pica (sólo pude poner smileys riéndose ante su reacción, sorry). Lo que jamás pude dar a entender es que mi sinceridad respecto de mi lata no implicaba que no quisiera saber más sobre esa persona, simplemente significaba que en un espacio de esparcimiento no estaba dispuesta a aguantar cosas que no me agradan de alguien que no es nada mío.

Jamás me entendió y simplemente me borró. Sólo puedo decir que se perdió a una posible amiga, porque amigos no son los que te dicen a todo que sí, ni simulan falso interés... los verdaderos amigos están ahí para ser sinceros y tener la confianza y el amor como para tener el valor de decir cuando alguien está en un error.

Es como la típica analogía de mina, ¿cuál es la mejor amiga, la que no te dice que te ves mal para no herirte, o la que te dice que te ves pésimo para que te cambies de ropa y no hagas el ridículo en la calle?

Resulta que sólo puedo decir que ocurrió lo que tenía que ocurrir, y más rápido de lo que pensé, porque era obvio que jamás íbamos a poder ser afines: a el le gustan las mujeres pegotes y a mí no me gusta la gente dependiente. Impossible.

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