Tengo temores que no me pertenecen, tengo experiencias que no he vivido, tengo lunares escondidos que quisiera mostrar a veces. Tal cicatrices de guerra, que se lucen con orgullo, ¿pero de qué guerra me hablas si apenas estás viviendo una batalla?
No quiero llegar a ser tan dura conmigo misma, que ni siquiera yo pueda herirme. Que mi corazón se vuelva de piedra, ah no, ¡eso nunca! Porque mi corazón siente y se retuerce aunque sea a escondidas, para que nadie lo note. Eso espero, y a veces creo.
Temo alejarme de lo que ya he dejado, y es que cuesta tanto despegarse. De lo que se ama, de lo que se desea, de lo que hace feliz. Temo dejar cosas que ni siquiera he alcanzado, y es que también cuesta dejar lo aquello que significa algo.
Tengo miedo de decepcionar a otros tanto como a mí misma. Tengo miedo de no poder entregar como merecen, y de no recibir cuando he entregado. El miedo hoy me corta las alas, así como un mal día me cortó las piernas y el corazón por no atreverme a seguir el camino más difícil. O el más fácil. Nunca lo sabré.
Tengo miedo de perder, de ganar. Incluso a veces de competir.
Y no quiero tener miedo, porque así no llego a ninguna parte.
Y si hay algo que no temo, es a llegar a alguna.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario